El impacto del cambio climático no solo depende de las decisiones de los gobiernos y las grandes empresas, sino también de las acciones individuales. Cada persona tiene la capacidad de reducir su huella ecológica adoptando hábitos más sostenibles, como disminuir el consumo de plásticos, utilizar transporte público y reducir el desperdicio de alimentos.
Sin embargo, algunos críticos consideran que las acciones individuales tienen un impacto limitado si no van acompañadas de políticas globales. Por ejemplo, aunque una persona recicle sus residuos, este esfuerzo será insuficiente si las industrias no reducen sus emisiones contaminantes.