La compañía de la manzana nos ha vuelto a sorprender, esta vez con el proyecto de unas nuevas pantallas que le van a permitir terminar próximamente con su dependencia de Samsung. No es la primera vez que Apple deja a la sociedad boquiabierta. Hace ya cuarenta años que está revolucionando el mundo de la tecnología.
Desde su primera gran innovación en los ochenta cuando inventó la computadora Macintosh, consiguió acercar la informática a la gente y convertir este éxito en una de sus banderas para lograr otras conquistas en la misma línea. El reproductor portátil iPod (2001) cambió nuestra forma de escuchar música y fulminó los discman y walkman. Seis años más tarde, presentó a bombo y platillo el nuevo iPhone (2007), una combinación de funcionalidad y diseño en un smartphone potente y elegante que revolucionó la industria del móvil hasta el punto de que la mayoría de las marcas trataron de imitar su ejemplo y las que no, como en el caso de Nokia, se vieron condenadas al fracaso. Después, la compañía fundada por Steve Jobs siguió cosechando éxitos; solo tres años después de su iPhone, inventó un nuevo concepto de dispositivo móvil: el iPad (2010), a medio camino entre el portátil y el smartphone.
En resumen, aunque Apple no inventara los ordenadores, ni los reproductores de música, ni los smartphone, ni mucho menos los relojes inteligentes, no se puede negar que gracias a su estética y fácil uso se ha ganado la confianza de miles de usuarios que no pueden vivir sin estos aparatos entre sus manos.
Pues bien, el gigante californiano ha sabido sorprendernos de nuevo, al dar a conocer qué se trae entre manos en estos momentos. Si lo último fue vestir de gala los relojes de última generación, ahora la empresa ha decidido realizar una inversión significativa para comenzar a fabricar sus propias pantallas que contarán con la tecnología más vanguardista: los MicroLED. Por tanto, no solo lograrían imágenes más nítidas en sus dispositivos, sino también un menor consumo y pantallas más ligeras y duraderas. Es cierto que la fabricación de estas pantallas es un trabajo bastante engorroso, aunque los beneficios compensan los esfuerzos. Los ingenieros de Apple están trabajando rápidamente y en breve darán a conocer los primeros prototipos, aunque tendremos que esperar algunos años hasta poder adquirir un dispositivo con estas características y comprobar de primera mano las ventajas de los MicroLED.
De salirles bien la jugada, sería la primera vez que Apple proyectara y desarrollara componentes propios, logrando así terminar con la dependencia de terceros, como Samsung y Japan Display, que ya han empezado a sufrir las consecuencias, al perder un 4,5 % y un 1 % de su valor en bolsa. De momento, las cosas pintan bien para Apple.