LOS ADOLESCENTES Y SUS ÍDOLOS
Al llegar a la adolescencia, los jóvenes buscan ídolos a los que admirar e imitar. Se trata de una etapa más en la formación de la identidad. Pero es importante saber diferenciar entre tener un ídolo y obsesionarse con él.
A veces los adolescentes admiran a personas que no conocen, con lo cual imitan solo lo que les interesa de ellos. Tener un ídolo es algo normal, sobre todo en la adolescencia. A estas edades comienzan a tomar conciencia de la identidad propia y desean tener guías, referentes a quien imitar.
En principio estos iconos de los adolescentes no pueden catalogarse como buenos o malos. Más que la figura en sí, lo que determina que sean positivos o negativos será la actitud del joven hacia ellos: una excesiva admiración será negativa. En cambio, con medida pueden ser una buena herramienta para ayudar a la persona a desarrollarse como tal.
Algunos adolescentes ven en sus ídolos las cualidades que les gustaría tener. Otros buscan autoafirmarse, reflejando en sus personajes preferidos su propia personalidad, aumentando así su autoestima.
Siempre se piensa en ídolos más bien inalcanzables. Sin embargo, muchos adolescentes, sin ser excesivamente conscientes de ello, tienen como referentes a personas muy cercanas a ellos: sus padres, hermanos, profesores, amigos de la pandilla...
La importancia de estos ídolos de carne y hueso se explica también por el enorme poder de la televisión. Los medios de comunicación venden tanto y tan bien que hacen que los adolescentes se entusiasmen de forma exagerada con las grandes figuras mediáticas, aunque sean menos cercanas y reales.
Detrás de los ídolos mediáticos, se esconde un gran negocio en el que se pretende únciamente vender. El ídolo nace de una continua exhibición de sus virtudes; en cambio, los defectos se idealizan o no se mencionan. Por ello, es importante enseñar a los niños a ser críticos y realistas. De este modo, tratarán de descubrir cómo es realmente esa persona, sin olvidarse de que, aunque destaque por algo, sigue siendo una persona de carne y hueso.
En ocasiones, algunas conductas no muestran solo respeto o admiración por una persona, sino exageración y fanatismo por ella. Estos comportamientos, que no solo se dan en jóvenes como muchas veces se piensa, han de reducirse y controlarse, ya que en caso contrario pueden resultar peligrosos.
Los padres pueden ayudar: un pequeño análisis, adaptado a la edad y grado de madurez del adolescente, puede ser muy enriquecedor.
La exaltación excesiva es señal de falta de personalidad, baja autoestima... Es importante trabajar con los hijos estos aspectos y animarles a que la energía que gastan en adorar a otras personas la utilicen en trabajar por ellos.
Muchos son los que ponen todo su esfuerzo en ser famosos, queridos por los demás y se olvidan de algo más importante: ¿Se quieren ellos mismos? ¿Son buenas personas? ¿Valoran el superarse como persona? Son preguntas a las que deberían responder.
Según el texto, los jóvenes:
- Al llegar a la adolescencia no se interesan por la realidad.
- Copian a sus ídolos solo en algunos aspectos.
- Pueden llegar a perder su identidad.
- Puede ayudar a desarrollar la personalidad.
- Siempre tiene consecuencias negativas.
- Significa que el joven no tiene autoestima.
- Son siempre imposibles de alcanzar.
- A veces son personas de su alrededor.
- Nunca son personas reales.
- Enseñan a los niños a ser críticos con sus ídolos.
- Muestran la parte negativa de los ídolos.
- Ocultan los defectos de los ídolos.
- No solo los jóvenes tienen ídolos.
- Los padres deben evitar que sus hijos tengan ídolos.
- Cuando el adolescente madura, olvida sus ídolos.
- Muchos padres quieren que sus hijos sean populares.
- Es más importante ser una buena persona que ser popular.
- La mayoría de los famosos tiene baja autoestima.