Usted va a leer el correo electrónico que Mateo ha escrito a su amiga Celia.
Hola, Celia:
¿Qué te pasa? Hace más de un mes que ni me escribes ni me contestas al teléfono...
¿Estás enfadada conmigo? O… ¿Tienes un nuevo novio y no tienes tiempo para los amigos?
Te escribo porque estoy organizando una cena este sábado con los demás. ¿El motivo? He encontrado trabajo en Düsseldorf y me gustaría veros para despedirme de vosotros antes de irme. Por favor, dime si puedes o no puedes venir antes del viernes, así reservo mesa en nuestro restaurante de siempre.
Si no puedes, dime tú cuándo estás libre y así quedamos.
¿Te imaginas a mí viviendo en Alemania? Yo no, con lo friolero qué soy, pero estaba harto de mi antiguo empleo, de mis jefes y compañeros. Por eso, presenté mi dimisión y acepté este trabajo.
Sé que ahora te estás preguntando qué me dijo mi madre. Pues nada… Todavía no se lo he dicho ¡Ya la conoces! Para ella, que no ha salido nunca de Córdoba, Alemania es el fin del mundo… Fijo que se pone insoportable, pero deberá aceptarlo.
Te tengo un cotilleo… ¿Sabes quiénes se han divorciado hace poco? ¡La pareja perfecta! Sí, sí ¡Daniel y Lola! Me lo dijo él. Lo vi ayer en el metro por casualidad, cuando yo volvía a casa del trabajo.
No es que lo sienta mucho… ella me caía fatal...
Ah… casi se me olvidaba decírtelo. Cristina dio a luz hace dos semanas. Sus gemelitas son muy guapas. Ella está muy bien, aunque cansada, porque no duermen nada de noche.
Un abrazo y un beso muy fuerte, Mateo
P.D.: Ya sé lo que te pasa… Estás saliendo con alguien que conozco y que no me cae bien. Es eso, ¿verdad?