lunes, 12 de octubre de 2020

La nueva normalidad llega a las aulas (3A)

 Cooperar para alcanzar objetivos

La entrada a las aulas, los recreos o pedir permiso para ir al baño, son algunas de las acciones habituales de los centros educativos que, sin embargo, hoy en día están sujetas a protocolos y recomendaciones especiales para tutelar los contagios entre el alumnado.
Todos los participantes de esta singular vuelta a las clases son conscientes de que la colaboración es fundamental  y saben que es necesario implicarse para que la llamada “nueva normalidad” en ámbito escolar sea lo más funcional posible. Otro de los principales objetivos es que las reglas no representen ningún perjuicio en la calidad de la enseñanza ni en la manera de relacionarse entre los estudiantes.

 


Protocolos y normativas

El pasado mes de septiembre retomaron su actividad los varios centros educativos del Estado español y, aunque las fechas de reapertura fueron diferentes, la mayoría de normativas debidas a la Covid-19 que deben seguir los institutos de enseñanza secundaria y de bachillerato (alumnos de entre 12 y 18 años) coinciden en las varias Comunidades autónomas.
Según datos proporcionados por docentes de ESO (Educación Secundaria Obligatoria) y de Bachillerato,  a todas las personas que ingresan en los centros educativos se les controla la temperatura, por supuesto tienen que lavarse las manos y el uso de la mascarilla es obligatorio en todo momento, salvo para la actividad física al aire libre o en espacios abiertos. Algunas Comunidades recomiendan que cada alumno tenga dos mascarillas, una puesta y otra para cambiarla a lo largo de la jornada, ya que por cuestiones de higiene es aconsejable no usar la misma mascarilla durante más de cuatro horas.

 

Horarios y asistencia a clase

Los centros han tenido que desarrollar un sistema de horarios escalonados con un margen de entre cinco y diez minutos, según el curso al que van los alumnos: por ejemplo, uno llega a las 9 y el siguiente a las 9.05. Además, todos tienen diferentes rutas de acceso en función de la edad. Hay carteles explicativos por todos lados y dispensadores de gel hidroalcohólico a lo largo de los pasillos, así como en las varias entradas a las aulas y en los cuartos de baño.
Para el primer ciclo de Secundaria, la ESO, se ha garantizado la presencialidad al 100 %, y se ha propuesto el desdoblamiento de turnos de forma total o parcial, mientras que para el segundo ciclo, Bachillerato y FP, las medidas son similares con una presencialidad mínima del 50 %, y se podrán contemplar diversas opciones: franjas horarias reducidas o días alternos.

 

Las dinámicas dentro del aula

En la clase, cada alumno tiene su sitio asignado y no puede mover su mesa. Este protocolo pone en peligro, según la profesora Mercedes Lopetegui, docente de instituto, los grupos de trabajo y los proyectos en equipo; por eso, y para que haya el menor número de contactos diferentes posibles, se tratará de que este año lectivo los grupos sean estables.
Los alumnos tampoco deben llevar ni traer lápices, estuches o bolígrafos al aula, de manera que deben tener un material para usar en la clase y otro en casa. Por otro lado, se está haciendo digitalmente todo lo posible y en los centros educativos, ahora más que nunca, se va utilizar el Classroom de Google. 

 

Recreos y contactos

Los momentos de descanso también están sujetos a una separación por grupos y no se puede ir de una clase a la otra para reunirse con los compañeros ni deambular por los pasillos. La puesta en marcha de los denominados “grupos burbuja” permite que los alumnos no se mezclen y detectar de manera rápida y eficaz cualquier contagio. En el patio de los colegios e institutos se han delimitado zonas para cada curso, recordando a los chicos y a las chicas que no deben compartir sus cosas, ni comida o botellas de agua, y respetar la distancia de seguridad de 1,5 metros.

 

La enorme tarea docente

Este año la vuelta a clase representa mucho más trabajo para los educadores, ya que las vigilancias se multiplican y los tiempos de descanso se acortan porque hay que acompañar al alumnado a las clases con el fin de evitar que haya amontonamientos en las escaleras, o que se toquen los pasamanos o las paredes. La propagación de contagios es lo que más temen tanto los padres, como los alumnos y los docentes, puesto que en ese caso toda la clase deberá guardar cuarentena durante 14 días, sean positivos o negativos tras la realización de las pruebas PCR.