jueves, 21 de octubre de 2021

Opinar en la red dentro del respeto (3A-3B)

 Una doble realidad

Las redes sociales han dejado de ser un fenómeno de actualidad para pasar a formar parte de nuestra vida cotidiana, sobre todo entre los más jóvenes que han crecido contemporáneamente a la difusión de estos instrumentos de comunicación. La realidad real y la virtual casi se confunden, se mezclan entre sí creando canales a través de los cuales los usuarios estamos en contacto con el mundo y nos sentimos parte de él.

Libertad de expresión

Gracias a redes sociales como Twitter es posible escribir un comentario breve – un tuit, en español – acerca de un tema o de una persona, o bien publicar fotografías, escribir opiniones y reflexiones más o menos largas, como en el caso de Facebook. Y hasta aquí, todo bien, puesto que la libertad de expresión es un derecho al que los seres humanos no tenemos intención de renunciar.
Sin embargo, cuando afirmamos o comentamos algo a través de una red social, a veces lo hacemos sin tener en cuenta el modo y la intensidad de lo que expresamos, y nuestras opiniones corren el riesgo de ofender, herir e incluso fomentar el odio hacia un colectivo. Los motivos pueden ser muchos: desde la indignación por otro comentario que nos irrita, hasta las ganas de querer hacer justicia por nuestra cuenta.


No todo vale

Como señalan varios estudios realizados en las últimas décadas y centrados en las reacciones y las actitudes de los usuarios de las redes sociales a menudo la pantalla de nuestro dispositivo – ordenador, smartphone o tableta – actúa como escudo y nos lleva a opinar sin filtros.
Hay quienes inventan bulos sobre alguien, difunden noticias falsas y escandalosas; hay tuits y comentarios que hieren, ofenden, difaman… mediante los cuales inevitablemente se está detectando una divulgación del odio que se extiende como mancha de aceite a través de los llamados haters o trolls.

El proyecto Rewind

Un grupo de estudiantes universitarios españoles, sensibles a la proliferación de mensajes de odio en las redes sociales, estuvieron trabajando en equipo bajo la dirección del profesor Juan Enrique Gonzálvez, de la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales del CEU San Pablo, de Madrid, y fue así como surgió Rewind.
El proyecto, cuyo objetivo principal era deshacer el odio y a combatir la intolerancia en redes sociales, resultó ganador en la final regional del concurso Facebook Global Digital Challenge, que se celebró en Viena el pasado junio.

Antes de hablar, rebobina

Laura García, estudiante de Periodismo y una de las responsables de la parte estratégica del proyecto, explica a El País que durante sus encuentros: «Hacíamos largas sesiones de lluvia de ideas y, un día, apareció la idea de utilizar el símbolo del rebobinado (Rewind) como forma de señalar a una persona que hubiese faltado al respeto a otra para que recapacitase».
Ante la pregunta de si Rewind podría afectar a la libertad de expresión, Laura responde que la iniciativa pretende corregir las faltas de respeto formales, y no el contenido del mensaje. Añade también que «Nosotros creemos que todo el mundo tiene su propia opinión y la libertad de expresión debe respetarse […]; estamos convencidos de que las cosas pueden decirse mejor, que no hace falta faltar al respeto. El símbolo de rebobinado no significa ‘no me gusta’. Significa: ‘Hazlo de forma respetuosa’».

Enlaces de interés
Entrevista con los autores del proyecto “Rewind”:
Página FB de “Rewind”
Hashtag del proyecto:
#RewindRespectReact
Videoclip explicativo de la iniciativa Rewind:
Campaña con fair play en redes sociales: