Mario Moreno Reyes (Ciudad de México, 1911-1993) fue un actor y comediante mexicano. Se hizo mundialmente célebre con el nombre de su personaje, Cantinflas, un hombre salido de un barrio pobre, al que interpretó en la mayoría de las películas que rodó.
El actor, de familia muy humilde, empezó a trabajar en una compañía de cómicos ambulantes y en el circo, donde desarrolló todo tipo de trabajos y con el que viajó por todo México.
A finales de los años Veinte comenzó a actuar en los locales de Ciudad de México y creó el personaje con el que se haría famoso. En 1930 era ya el cómico más famoso del país y seis años después debutó en el cine. Pero no fue hasta 1940, con la película Ahí esta el detalle, cuando consiguió su mayor éxito y se convirtió en un ídolo indiscutible gracias a su especial manera de hablar.
Creó su propia compañía cinematográfica y con sus casi cincuenta películas, batió récords de espectadores en los cines hispanoamericanos durante tres décadas seguidas, con títulos como Ni sangre ni arena o El gendarme desconocido, en los que parodiaba clásicos de la literatura o a las autoridades.
Cantinflás será recordado por hacer triunfar a un pícaro, personaje ingenioso y astuto, de buen corazón, que recuerda en cierto modo al personaje de Charlot de Charles Chaplin. La clave de su éxito se debía al uso cómico del lenguaje. Sus personajes, que eran una variación del mismo en diferentes papeles y situaciones, se caracterizaban por hablar y hablar y empezar conversaciones que se iban complicando hasta que nadie las comprendía. Estos discursos sin sentido y sin fin, que a menudo criticaban las desigualdades sociales y la falta de solidaridad, lo convirtieron en el cómico más popular de México.
Trabajó casi exclusivamente en su país aunque participó en algunas producciones norteamericanas y en el cine español. Sus películas fueron dobladas a otros idiomas y obtuvo algún éxito fuera de México, pero la realidad es que los juegos de palabras, una de las bases de su estilo, eran muy difíciles de traducir.
De Mario Moreno no pasarán a la historia del arte cinematográfico unas películas que no tienen, a decir verdad, nada de extraordinario, pero, en cambio, su personaje, su figura, su personalísimo estilo y su sentido del humor ocupan ya, por mérito propios, un lugar relevante en la historia del cine e incluso han creado un adjetivo: cantinflesco, al estilo de Cantinflas.