Elisa hace deporte todos los jueves. Su profesora de atletismo es muy exigente y en sus clases se trabaja todo el cuerpo con unos ejercicios extremadamente agotadores. Cuando los deportistas empiezan a sudar, ella siempre grita: «¡Venga, vamos, las manos arriba y bien altas sobre la cabeza! ¡No bajéis los brazos!»
Al principio Elisa siempre tenía muchísimas agujetas en las piernas, sobre todo en los muslos. Pero poco a poco se ha ido acostumbrando y desde que hace deporte regularmente tiene menos dolores en la espalda. Ahora sí que le gusta mantenerse en forma.
Su amigo Lorenzo se apuntó también a las clases de atletismo para adelgazar, porque cree que tiene una tripa demasiado gorda. Y su amiga Bárbara tiene ciertas dificultades en los ejercicios de flexibilidad, a pesar de estar delgada. Siempre le cuesta mucho traer la rodilla hacia el pecho. Y cuando creen que ya no pueden más, entonces se escucha: «¡Arriba todos, vamos a correr una ronda por el gimnasio! ¡Con los talones subiéndolos hasta el trasero!»