Los efectos beneficiosos del deporte y la actividad física son de sobra conocidos. La mejora de la circulación gracias al aumento de la masa muscular se refleja de una forma casi inmediata en una mejora del estado físico en general. Conviene señalar y recordar además los beneficios que tiene la actividad física y deportiva a nivel mental. El ejercicio físico contribuye al establecimiento de una relación muy positiva entre cuerpo y la mente que repercute en la mejora de la autoestima y en un mayor equilibrio emocional. Es decir, hacer ejercicio físico tiene como consecuencia directa una mejora de tu bienestar a todos los niveles.
Una buena autoestima y un estado de salud óptimo necesariamente tendrán un efecto beneficioso tanto en nuestras prestaciones laborales como en las académicas, así que es muy interesante tenerlo en cuenta para mejorar la productividad de nuestros empleados (o de nosotros mismos).
Desde hace ya un tiempo, especialmente en el ámbito anglosajón, se apoya activamente desde las direcciones de recursos humanos de las empresas la práctica deportiva individual, como elemento beneficioso a nivel personal y, por tanto, a nivel laboral. También se impulsa la práctica deportiva en grupo, entre los trabajadores de una empresa o equipo de trabajo, con el objetivo de favorecer un entendimiento y comprensión de los miembros del grupo.
En la espalda tenemos uno de los conjuntos de músculos más grandes y complejos de todo nuestro cuerpo. Algunos de ellos son difíciles de trabajar y otros requieren de un trabajo dirigido por profesionales para evitar lesiones graves. El Pilates es una de las prácticas de ejercicio suave que está teniendo cierto éxito en los últimos años precisamente por ser una práctica deportiva suave y muy beneficiosa para los músculos difíciles de trabajar, proporcionando grandes beneficios a quienes lo practican.
En este sentido conviene diferenciar entre deporte y actividad física. Para los no iniciados, es preferible optar por la actividad física, ya que el deporte exige más dedicación y una determinada condición física. Un ejercicio físico o práctica deportiva suave puede ser tan beneficioso para nuestro organismo como perjudicial el deporte a nivel de competición para aquellos que no lo hacen dentro de una organización con profesionales que controlen, diseñen y dirijan la actividad, adaptándola a las necesidades de cada uno.
Por el contrario, para realizar cualquier actividad física moderada no necesitamos más que nuestra voluntad, ya que no necesitaremos una gran exigencia física y, por tanto, no nos arriesgaremos a provocar lesiones de gravedad, y nuestras propias sensaciones durante el ejercicio nos determinarán cuando parar.