La horchata de chufas es una bebida característica y originaria de Valencia. Está elaborada con agua, azúcar y chufas. ¿Y qué son las chufas? Pues son unos pequeños tubérculos, de color marrón, que proceden de las raíces de la juncia avellanada, una planta herbácea perenne.
Se cree que la chufa era un producto que ya se utilizaba en el antiguo Egipto, pues dentro de los templos funerarios dedicados a los faraones ya se encontraron restos de chufas. Posteriormente, los árabes las llevaron a España.
Pero, ¿cómo se prepara la horchata? Una vez recogido el tubérculo se lava a conciencia, con tal de eliminar los restos de tierra, y se pasa a un molino para su trituración. Tras un tiempo en maceración, se prensa numerosas veces para sacar el jugo de la chufa que, junto con el azúcar, acaba formando la horchata. Su aspecto es líquido y de un color parecido al blanco que, con las altas temperaturas del verano, se puede consumir de forma granizada. Su sabor es dulce y muy refrescante.
Existen numerosas recetas elaboradas con la horchata, ya que es un alimento que se ha puesto muy de moda entre los cocineros más prestigiosos, desde postres a platos que incluyen otro tipo de alimentos.
Una buena horchata debe acompañarse siempre por los “fartons”. Los fartons son un producto típico valenciano que se asemeja a un bizcocho alargado con una fina capa de azúcar glas, y que debe mojarse en la horchata, como acompañamiento a esta.
La horchata es un alimento nutritivo y que quita la sed. Es una bebida ideal para tomarla en verano, aunque se puede disfrutar de ella todo el año; y no solo eso, es rica en minerales y vitaminas, entre los que destacan el fósforo, potasio y las vitaminas C y E. Además, tiene cualidades beneficiosas que nos ayudan a la digestión, y es una buena bebida energética. No contiene lactosa ni gluten, por lo que los intolerantes y los celíacos pueden disfrutar de la horchata de chufas. Tampoco lleva cafeína ni estimulantes, por lo que es apta para los niños, las mujeres embarazadas y las personas mayores.