Los europeos que viajan a España durante sus vacaciones sorprenden a los veraneantes españoles con las horas en las que toman sus comidas. En los hoteles es muy común ver a estas personas comiendo a las 12 del mediodía y cenando a las 7 de la tarde, horarios en los que muchos españoles desayunan o meriendan. Solo quienes madrugan mucho por obligación se acercan un poco a esos horarios.
Vivimos gracias al sol y nuestra naturaleza sigue ritmos que tienen que ver con la luz que recibimos de él. Por eso, nuestros órganos funcionan de diferente manera a las distintas horas del día y, con ello, también varía nuestra capacidad digestiva.
La costumbre europea de hacer las comidas principales antes que en España es debida, en gran medida, al tipo de jornada laboral que tienen en la mayoría de estos países. En España los horarios de trabajo hacen que sea difícil alterar las horas de las comidas. No obstante, ya que es un hábito muy saludable, no es imposible organizarse e ir adelantando estos horarios poco a poco.
Si cenamos demasiado tarde, es imposible que por la mañana tengamos hambre como para hacer un desayuno completo. Sin embargo, si hemos cenado temprano, por la mañana tendremos el apetito suficiente para hacer un buen desayuno. Por ejemplo, si tomamos el desayuno a las 7.00 horas tendremos energía suficiente hasta media mañana. Un buen desayuno debe incluir frutas, cereales integrales y frutos secos.
A media mañana muchas personas toman un café y poco más, sin embargo sería ideal tomar una comida que nos sustente, si no las últimas horas de la mañana serán difíciles. Es importante que sea una comida ligera pero muy nutritiva. En ella no pueden faltar verduras, cereales integrales y pequeñas cantidades de proteínas.
Por otra parte, el horario ideal para la cena sería entre las 19 y las 21 horas. En cualquier caso, independientemente de la hora, lo importante es irnos a dormir después de haber hecho la digestión. La cena debe ser nutritiva, pero no pesada. Hasta el día siguiente permaneceremos muchas horas sin tomar nada y ese microayuno que llevamos a cabo cada noche es indispensable para que nuestro cuerpo realice las funciones de desintoxicación y descanso. Si cenamos tarde favoreceremos una mala digestión y eso repercutirá en el sueño.
Los nuevo horarios se pueden ir introduciendo poco a poco. Si cada día adelantamos un poco nuestros desayunos, comidas y cenas, en poco tiempo lograremos establecer estas nuevas costumbres en nuestra vida.